Vivimos entre fuerzas. Está la presión atmosférica y la gravedad. Cuerpxs que se sostienen en medio de ellas y entre el viento. Envueltos, podemos respirar. La relación no sólo es de tacto constante, sino de vida e instrumento musical: recibimos, contenemos y dejamos salir. Sonoridades que vibran en movimientos continuos. Inhalar, exhalar, circular. Retumbar.
Nuestrxs cuerpxs tienen como medio el viento. Nos desplazamos en un diálogo constante con él. A veces, lo atravesamos; otras, nos atraviesa. El vaivén es la constante. No dos polos, sino una corriente que se actualiza una y otra vez. Respiraciones, fragmentos.
El viento no cesa de moverse, los modos en que lo hace producen imágenes figurativas, científicas, bellas, indeterminadas, afectivas y también dolorosas. No sólo las formas y las mitologías, también las percepciones y las interacciones, improvisaciones y rutas que sedimentan superficies. Las miramos con ojos, piel y oídos.
Investigar con el cuerpo los modos del viento. La artista Fernanda Barreto ha dedicado varios años a ir a su encuentro. Sabe sus escalas, pero en tanto brújulas de la vivencia. Lo grafica y narra, al tiempo que acaricia su enigma. Conoce sus magnitudes, su generosidad de vida y su revés de destrucción. Ineludible, la rodea, la habita, la oxida. Sin embargo, no basta el contacto para entablar la conversación, la artista se dispone, atenta, a reunirse con él.
Poner la cuerpa al viento como la vela en el barco y el barco en el mar.
Fernanda convoca a los vendavales para activar la imaginación nebulosa, producción deseante, especulativa y epistemológica que conduce a sus potencias imagéticas. Para que la imagen se vuelva acto, ha confeccionado distintos objetos que catalizan la relación entre lxs cuerpxs y las fuerzas eólicas.
Si bien la primera colaboración es con el viento mismo, las piezas de esta muestra han sido dialogadas y realizadas a varias manos. Las cerámicas —que concentran la escucha en el aire que entra— fueron hechas junto con Pablo Muñoz. El arpa —que registra distintos vientos y convierte la fuerza en música— se diseñó entre la artista y el laudero Daniel López. Los videos se filmaron y coreografiaron de la mano-ojo de Dan Sánchez Díaz V. El traje fue confeccionado con Horacio Cadzco. Todo ello desde una práctica de cuidado, concordancias y acciones que permitieron llegar al objeto-acción.
Las imágenes, piezas y sonidos de esta exposición no sólo parten de un ensamblaje de personas dispuestas a advertir y dejar pasar el viento, también son el resultado de usos y performáticas que Fernanda ha echado a andar, ya sea en el estudio, en azoteas citadinas o a la orilla de distintos mares.
Más que piezas de sitio específico, sus objetos-acción producen espacios — dispuestos para ser habitados—, consecuencia de los movimientos indeterminados del viento afectando a la artista. El paisaje no es lo que está a la distancia, sino lo que surge cuando cuerpxs, vientos, objetos, tactos y lenguajes se mezclan.
Bienvenidxs.
Sandra Sánchez
Acompañante curatorial
